21 de noviembre de 2005

Joe Coleman: La persistencia del dolor

Javier M. de Pisón - Nueva York - Wild Seduction Webzine

El dolor es probablemente el denominador común más frecuente en la historia de la humanidad. La gloria de las civilizaciones más excelsas se basa en gran medida en conquistas, cruzadas y colonizaciones de lugares «ajenos». Las religiones también se asientan en el dolor. El catolicismo, por ejemplo, escenifica repetidamente desde hace 2000 mil años un martirio de una crueldad ejemplar que termina en crucifixión, y una forma de demostrar la fe en la doctrina es hacer penitencia, sentir ese dolor.

La influencia religiosa es de hecho decisiva en la obra de Joe Coleman, cuyos primeros dibujos fueron crucifixiones de Cristo, realizados mientras estudiaba en un colegio católico. Muchos años después se autorretrataría crucificado, inmerso en la angustia existencial, sufriendo el gran dolor de estar vivo. «La manera minuciosa en que pinto los detalles es una forma de expresar el dolor», comenta Coleman.

Coleman "santifica" a los monstruos más temibles y despreciados por la sociedad en una serie de retratos que trazan la historia de asesinos múltiples, caníbales y psicóticos.
La persistencia del dolor es el tema central que Joe Coleman explora en sus cuadros de los personajes más abyectos de la humanidad y los trastornos psicológicos más extremos. Con la técnica minuciosa de un científico y la visión de un místico, Coleman reconstruye las complejas biografías de Nerón o Charles Manson en grandes lienzos. En torno a la figura central pinta múltiples escenas que describen los acontecimientos más relevantes de sus vidas, con el perfeccionismo de la iconografía religiosa medieval.

En realidad, Coleman hace precisamente eso: santifica a los monstruos más temibles y despreciados por la sociedad en una serie de retratos que trazan la historia de asesinos múltiples, caníbales y psicóticos en general.

Una exploración del mal

Pero esta galería de monstruos no expresa simplemente una tendencia del pintor hacia lo macabro, lo obsceno o lo blasfemo, como puede parecer a primera vista, sino que constituye una profunda exploración psicológica de los personajes que retrata, de la sociedad y de sí mismo. Estas complejas pinturas, que él denomina «paisajes humanos» (humanscapes), son a la vez una descripción biográfica de sus vidas y una profunda interpretación psicológica de sus actos.

Coleman conjura en su pintura ángeles y demonios, explora los laberintos de sus psiquis y se atreve a invocar a personajes demonizados por la sociedad, centrándose no sólo en la mitología maligna que representan, sino también en su lado humano, que nos acerca y nos equipara a ellos, infiriendo no sólo que cualquiera de nosotros podría haber cometido esos actos sino incluso que son avisos necesarios de una sociedad enferma. Uno de los aspectos más inquietantes de la obra de Coleman es la conexión psicológica que establece con los sujetos retratados en sus «paisajes humanos». Esto se debe en parte al arduo proceso que realiza antes de pintar un cuadro, estudiando las biografías de los personajes, leyendo sus obras e investigando en bibliotecas todo material de referencia. «Me identifico con los esquizofrénicos por la necesidad de expresar los problemas psíquicos que me atormentan para poder definir mi propia realidad, mi propia existencia en el mundo», afirma Coleman.

El resultado es un pintura obsesiva en su detalle, de una intensidad casi psicótica, cuyos múltiples marcos contienen a su vez alegorías y símbolos de los personajes que retrata. En Cosmic Retribution, uno de sus libros, Coleman hace una de las afirmaciones más lúcidas respecto a los motivos de los asesinos en cadena: «Para algunas personas matar es la única forma de comunicación... Tanta es la desesperación por comunicar algo que aparentemente es imposible de comunicar».

Un Bosco de nuestros días

Pero el universo pictórico de Coleman, que tiene referencias a pintores como El Bosco, Brueghel el viejo y Grünewald, abarca también figuras como los escritores Edgard Allan Poe y Louis Ferdinand Celine, el cineasta Todd Browning y el mago Harry Houdini, entre muchos otros.

La medicina es otro de los temas recurrentes en la pintura de Coleman, coleccionista de libros de anatomía que incluso se ha pintado ya muerto en un autorretrato titulado Autoautopsia. De hecho, pinta con frecuencia tumores, órganos tumefactos y otras expresiones de enfermedades en escenas y pequeños adornos simbólicos, y ha desarrollado una teoría que afirma que «el hombre es una enfermedad en la cual el planeta es el huésped... A medida que la enfermedad progresa, los tumores crecen. Los tumores son las ciudades, por lo que ahora el planeta está cubierto de tumores y la naturaleza tiene que producir formas de erradicar al hombre». Además, Coleman admite que su pintura es una forma de terapia, sin la cual no podría sobrevivir psicológicamente, porque le permite controlar el caos de sus sueños más enfermizos.

Coleman reconoce la influenciado de la pintura religiosa medieval. En cambio, «la pintura renacentista como la de Miguel Angel y Da Vinci no me interesa porque desprecia el detalle», dice Coleman. «Los renacentistas estaban interesados en la estética de la pintura, pero yo doy la misma importancia a cada uno de los detalles de un cuadro porque cada uno tiene un significado. Ninguno es menor, no importa dónde esté: tiene un sentido en la pintura y está hecho con el mismo cuidado, acariciando la tela con el pincel».

«La pintura moderna ?continúa? está también más interesada en la estética, en lo que sucede en la superficie, mientras que yo intento llamar la atención sobre algo que es diferente, que tiene que ver con lo que era el arte religioso. Yo no me identifico con eso que nuestra cultura denomina actualmente arte».

El distintivo principal del arte iconográfico, dice Coleman, es que tiene un sentido de talismán, es algo que puede controlar grandes fuerzas interiores. «Por eso entiendo los intentos de los psiquiatras por descifrar esas fuerzas», comenta. «La psiquiatría intenta explicar lo inexplicable y creo que Freud transformó la Santísima Trinidad en el yo, el ego y el superego y envió a estos nuevos sacerdotes llamados psiquiatras a curar el alma o lo que el denominaba la psique».

Retratos del alma

Coleman explica que sus retratos resucitan o metamorfosean al sujeto, convirtiéndolo en un icono. «Es como si captara la esencia del personaje y la retuviera en el cuadro mediante conjuros y símbolos». De hecho, Coleman dice que pinta dos o tres marcos en cada lienzo «porque uno no es suficiente para retener el alma». El pintor equipara el proceso con el de una autopsia: «tienes que meterte dentro y excavar para encontrar lo que sea que ahí haya».

Respecto al dualismo entre el bien y el mal, el hombre y la mujer, que expresa constantemente en su pintura, dice que se trata de una lucha por encontrarle sentido a su obra. «Soy católico y creo que el universo tiene un orden, pero no creo en un Dios con un sentido del bien y el mal», explica. «Me parece que las cosas que llamamos malvadas tienen un propósito, son parte del plan, de la naturaleza. Decir que Dios está contra eso es ridículo, no tiene sentido».

La elección de los personajes para sus «paisajes humanos» es un proceso largo. «No hago planes ni borradores. Por lo general, tengo personajes en mente y empiezo a captar una sensación de lo que quiero pintar incluso antes de empezar. Si voy a pintar a Hank Williams (cantante de country), investigo todo lo que puedo sobre él: sus discos, biografías, recortes de periódico que encuentro en la biblioteca, y mientras lo hago el personaje se me va metiendo dentro, a partir de lo cual crece el retrato».

El proceso es más complejo en el caso de sus autorretratos. «Pero incluso cuando pinto a Hank Williams se trata también de un autorretrato en cierta forma porque tomo de él los elementos que siento de forma personal. Por tanto, cada retrato es también un autorretrato; es como el método de actuación de Stanislavsky, en el que hasta cierto punto te conviertes en el personaje que estás encarnando».

Pinturas perturbadoras

Los retratos de asesinos como Charles Manson o Carl Panzram son todavía más difíciles para Coleman, porque representan «un intento por indagar cosas sobre mí que son aún más perturbadoras». El pintor está convencido de que el mal tiene también una función positiva. «Manson o Panzram representan para nosotros el mal, de la misma forma que las culturas primitivas tienen la necesidad de representar a un dios tenebroso: porque es parte de la experiencia humana. Además, Manson se ha convertido ya en un símbolo: ha llegado a un punto en el que los medios de comunicación lo utilizan cada vez que quieren representar el mal más ignominioso».

El retrato de Manson explica de dónde proviene y ofrece un recuento de lo que hizo, pero no lo juzga. «Mis obras se basan en la identificación», explica Coleman. «Escogí a Manson porque es una persona con la que nadie quiere identificarse. La sociedad puede intentar convertirle en algo malvado, pero la única forma de entenderlo es ponerse en su lugar. Representa una parte de uno mismo que hay que conocer».

«Matar es una forma de decir: 'Yo existo, estoy aquí', es una forma de hacer que la existencia sea, de alguna manera, importante», comenta Coleman. Actualmente, continúa, la razón por la que la gente mata es la autoestima: «Matan para ser alguien».


Referencias

1. Original Sin: The Visionary Art of Joe Coleman. Eds: Heck editions (1998).
2. Cosmic Retribution. Eds: Feral House and Fantagraphics Books (1992).
3. The Man of Sorrows. Eds: Gates of Hecks (1992).

Coleman grabó también un disco titulado "Infernal Machine" en los años 70 con su banda, llamada Steel Tips (Blast First Records).

Además, el cineasta húngaro Robert Pejo ha realizado un documental sobre el artista titulado "R.I.P.: Rest in Pieces." [Ficha en IMDB] En ella interviene además el cineasta independiente Jim Jarmusch ("Cofee & Cigarrettes", "Ghost Dog"). Coleman participó también en el proyecto "Scarlet Diva", la ópera prima de Asia Argento como directora.

Para obtener información completa sobre exposiciones y publicaciones de Joe Coleman, consultar en internet: http://www.joecoleman.com/




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